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14 de septiembre de 2024Rodrigo Trigo
La fortaleza familiar que impulsa la Bodega Barbacana
Rodrigo Trigo
La fortaleza familiar que impulsa la Bodega Barbacana
Querido Don Rodrigo, nos conocimos hace un par de años en un evento de vinos, siempre me cautivó su historia, y sobre todo ver que en este proyecto participa toda su familia.
¿Cuéntenos Don Rodrigo de su infancia y estudios?
Mi infancia fue hermosa, rodeada de familia y amigos. En la década de los 70 Tarija era un pueblo chico de entre 30 y 40 mil habitantes, donde parecía que todos nos conocíamos. Los días los pasábamos entre el colegio, las aventuras en bicicleta, el deporte, las idas al rio o la piscina y por supuesto a la propiedad donde ahora se encuentra emplazada la bodega, o la “Fabrica” como la llamábamos. Aunque suene a cliché creo ser afortunado de pertenecer a esta generación y de haber vivido en una época donde todo era un poco más tranquilo, más simple. No había internet, la televisión la conocimos en el año 78 cuando el Canal Universitario inicio sus emisiones, no había muchas comodidades o abundancia, pero todo era lindo o quizás la palabra correcta es que todo era más cálido. Y también estar viviendo ahora la explosión tecnológica e industrial de estos tiempos.
Sin embargo, al ser Tarija un pueblo chico no había grandes oportunidades, es así que mi padre acude al llamado de mi abuela materna, que tenía una concesión para la explotación de madera en la provincia Guarayos del Departamento de Santa Cruz, para trabajar en este proyecto. Es así que a principios de los años 80 y hasta principios del 89, nos fuimos a vivir a Santa Cruz con toda mi familia. En santa Cruz viví mi adolescencia y primera juventud, fue una época igual espectacular, pese a que al principio fue muy difícil para mí porque extrañaba mucho a Tarija y todo lo que significa para mí.
Mis padres y abuela nos buscaban actividades que nos permitan no extrañar tanto. Mi abuela Lilia me inscribió en la academia de Futbol Tahuichi Aguilera al poco tiempo de nuestra llegada a Santa Cruz, esto me permitió adaptarme
mejor al medio, hacer lo que me gustaba jugar futbol y conocer a chicos que les gustaba hacer lo mismo, fue también una época muy linda de mi vida, donde conocí a buenos amigos, con quienes aún mantengo una buena relación. Otro ámbito muy importante para mí, fue el colegio La Salle donde hice grandes amigos o “hermanos de la vida” como nos llamamos ahora. Tuve la suerte de encontrarme con grandes personas con quienes fundamos una comparsa “Los Huasos” que está muy vigente, justamente el 18 de junio de 2024 cumple 41 años de fundación, y con quienes hasta el día de hoy, mantenemos una estrecha relación y amistad.
Al terminar el colegio motivado por mi gusto a la fotografía y al video, me fui a Santiago de Chile a hacer un curso de Dirección y Producción de Televisión, en Santiago estuve 11 meses, luego volví a Bolivia y me fui a estudiar a la ciudad de La Paz una carrera técnica, Marketing y Publicidad por tres años, el año 1992 volví a Tarija al reencuentro con mi pueblo, con su cultura, con mis amigos de infancia, con quienes pese a mi residencia en Santa Cruz estuvimos en permanente contacto, me refiero a la ”cuerda” los Charquis, otros amigos y hermanos de la vida.
Ya instalado en Tarija, comencé a trabajar primero en un periódico en el área de diseño gráfico y posteriormente en un programa de PROMETA, una Ong dedicada a la protección del medio ambiente, paralelamente me inscribí en la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho de Tarija, de donde egrese años después. Esta época fue la más importante de mi vida, ya que fue cuando forme un hogar con Isabel, ambos terminamos nuestras carreras ya casados y trabajando, y fue cuando llegaron nuestras hijas primero María Isabel el año 1995, María Angélica el 2000 y María Emilia el 2001. Trabaje muchos años en la agencia de publicidad que funde “CREAR”, para luego adentrarme en el mundo de la comunicación social, en particular de la televisión y la radio, dirigiendo por 6 años la empresa EMTACOM, un emprendimiento privado que lo ejecutamos entre varios socios. Pero la agencia de publicidad seguía con sus actividades hasta el año 2009, que es cuando ingreso al mundo de la viticultura y del cual no salí más.
Me genera alegría y orgullo que toda mi familia esté involucrada y comprometida con Barbacana.
¿Qué fue lo primero lo primero que le acercó a este mundo del vino?
Creo que fue la suma y convergencia de varios factores. Mi familia paterna es poseedora de una propiedad en la zona del Portillo desde hace muchísimos años, donde desarrollaron diferentes emprendimientos. El más grande fue una Industria Cerámica, EDALJARA Lda., fundada en el año 1974 por mi abuelo Milton Trigo Paz, mi padre Edgar y sus tres hermanos, Álvaro, Javier y Ramiro. Fue una de las industrias pioneras en Tarija que estuvo en actividad hasta el año 1999, pero que a consecuencia de una riada del Rio San Ana quedo destruida y lamentablemente no se la pudo rehacer o reactivar. Te cuento esto porque creo que de ahí viene el espíritu emprendedor que me motivo a crear lo que hoy es Barbacana.
Donde se encuentra la propiedad, era una zona muy árida y no contaba con riego para encarar algún proyecto agrícola. Fue a partir del año 1990 se hizo realidad el Proyecto Múltiple San Jacinto, que habilito con riego toda esta zona para la producción agrícola, que sumado a las características del suelo y el clima le dieron la clara vocación vitícola que actualmente tiene. Como consecuencia, en esta zona comenzaron a implementarse viñedos, que hasta ese momento eran casi exclusivos de la Provincia Uriondo más propiamente del Valle de la Concepción, y el Portillo comenzó a poblarse de viñas y de algunas bodegas.
Creo que fue en esa etapa (1990 – 2000) que me convencí de que el destino de la propiedad y de la familia era la producción agrícola específicamente de uva. A principios del nuevo siglo, luego de haber transitado por los caminos de la publicidad, el marketing y la comunicación, decido elaborar un proyecto a diseño final, para la implementación de viñedos en la propiedad familiar, proyecto que me llevo mucho tiempo y esfuerzo realizarlo ya que no tenía conocimientos del sector, y que lo presente a la familia “grande” es decir a mi padre y mis tíos, proyecto que fue desestimado ya que cada uno tenía diferentes proyectos que no se dirigían a la viticultura. Pero esto, en vez de desanimarnos a mis padres, hermanos y a mí, nos motivó a seguir gestando el proyecto, a aprender, a pensarlo una y mil veces y a conseguir los recursos para arrancar.
En todo este proceso pasaron varios años. Fue en el año 2009 que comenzamos a materializar el proyecto, en una parte de la finca, se inició el trabajo de acondicionamiento de los terrenos para la plantación de uva. Creo que una decisión muy acertada fue asesorarse con profesionales idóneos en cada área, el área agrícola, los sistemas de riego y posteriormente en el campo enológico.
En el año 2010 realizamos la primera plantación con el objetivo de producir uva de mesa para el mercado nacional y uva industrial para las bodegas establecidas. El 2013 comenzó la producción de uva y con una pequeña parte de la producción comencé a realizar micro vinificaciones artesanales con buenos resultados. Es cuando defino que es momento de dar el siguiente paso, implementar una bodega Boutique productora de vinos y singanis de alta gama. La verdad que al principio les propongo a mis hermanos el proyecto de la bodega, sin embargo ellos no aceptan ser parte del mismo y es a partir de ese momento que definimos como familia Trigo-Auad, es decir mi esposa, yo y mis hijas que eran chicas, encarar este hermoso proyecto en el que hay que recorrer un camino difícil, pero que en estos prácticamente 14 años nos ha generado inmensas satisfacciones y alegrías.
Pero todo esto que te cuento es solo el “marco lógico” o racional de la historia. Lo emocional se funda en el amor a esta tierra, a su cultura, a la magia del vino, en Tarija se respira campo, viñas, vinos y singanis. Y de ahí en más el asunto no tiene vuelta, el mundo del vino solo tiene un boleto de ida.
¿Cómo conoció a su esposa? ¿Y cómo compatibilizan los tiempos entre la casa y sus trabajos?
A Isabel siento que la conozco de toda la vida, nuestras familias son familias amigas, pertenecemos al mismo círculo de amigos. Comenzamos a salir cuando yo tenía 21 y ella 19 años, enamoramos por 3 años aproximadamente y en el año 1994 nos casamos. Isabel es una mujer increíble, una gran madre y esposa. Toda su vida trabajó y sin temor a equivocarme creo que es la que da estabilidad a toda la familia. En este tema tuvimos permanentes roces, porque yo soy un poco obsesivo con el trabajo y ella busca generar más momentos familiares. El secreto de mantenernos juntos por 33 años, creo que radica primero en el amor que sentimos uno por el otro, y en que poco a poco fuimos aceptando con nuestros defectos y virtudes.
¿Como guitarrista es un buen tenista?... jajajaja, es una broma… cuéntenos por favor acerca de su gusto por la música, canto y la guitarra, y también acerca de su deporte el Tenis.
Como les conté líneas arriba, cuando yo tenía 10 años nos fuimos a vivir a Santa Cruz de la Sierra. El primer tiempo fue difícil para mí, extrañaba mucho Tarija. Mi pequeño mundo con compañeros de colegio, amigos, familia y “libertad” se vino abajo, no tenía amigos, pocos familiares, ninguno de mi edad. En las tardes después del colegio, me quedaba en casa escuchando música tarijeña y a mi madre, para hacernos los días más llevaderos se le ocurrió contratar un profesor de guitarra para mi hermana Pamela y para mí y fue ahí donde se inició mi aventura con la música, que es un hobbie que todavía practico, me encanta, me relaja y me desenchufa del diario vivir.
Esta afición por la música, creo que influyo en el resto de la familia, es así que surgieron músicos como mi hermano Roberto que llevo el practicar la guitarra y el canto a otro nivel, mi sobrina Melissa y mis hijas María Isabel y María Angélica que cantan muy bien y mi sobrino Daniel que estudia ingeniería de sonido en estos momentos y que la música es su vida. En este contexto, nuestras reuniones familiares son muy amenas muchas guitarras, muchas voces y por supuesto un buen vino sobre la mesa.
Respecto al tenis, es un deporte que practico hace muchísimos años, unos 24 años, no comencé de chico lo hice recién a los 30 años, pero es un deporte que me apasiona y que trato de practicarlo muy seguido. Es otra válvula de escape de los problemas diarios.
Hemos visto muchas fotos, hermosas fotos familiares, sus hijas pisando uva, etc. ¿Se siente proyectado en sus hijas? De una infancia entorno a este generoso rubro vitivinícola, de poder transmitir esta pasión que usted tiene.
Mis hijas desde que nacieron están ligadas a la propiedad, primero a la “Fabrica” donde pasamos muchísimos fines de semana entre frutales, el rio y la familia, y luego en la Finca “La Querencia” donde implementamos los viñedos.
Nosotros parecemos un clan o una tribu, que gran parte de las cosas las hacemos juntos, así que desde muy niñas acompañaron el proceso y crecimiento de las vides. Son unas chicas “todo terreno”, como anécdota te cuento que, desde las primeras producciones en sus vacaciones, ellas vendían uva por kilo en la puerta de la fábrica donde trabajaba su madre Isabel, llenábamos dos o tres canastillos de uva, dos balanzas y vendían a las personas que se acercaban a las tiendas de PIL TARIJA a comprar productos lácteos. Entonces la apropiación del proyecto de la Bodega por parte de ellas fue completamente natural, sin presiones.
Mi hija mayor Ma. Isabel que estaba terminando sus estudios también de Administración de Empresas en La Paz, comenzó a distribuir Barbacana conjuntamente con su novio Jorge que ahora es su esposo, y abrieron mercado de a poco, con un trabajo hormiga. Cuando ya teníamos presencia en el mercado de La Paz, decidimos dejar la distribución a una empresa local e Isabel y Jorge se vinieron a Tarija a trabajar en Barbacana, ya que el crecimiento de las operaciones, no me permitían ver todo de manera eficiente.
Luego se incorporó mi hija Ma. Angélica que también recién había terminado su carrera de Ingeniería Financiera. Ella estuvo trabajando en el área administrativa de la Unidad de Negocios Eno-Turismo, y que ahora nos deja por un año para realizar un pos grado en España, relacionado con la bodega y el mundo del vino. Ma. Emilia mi hija más chiquita, todavía está cursando la universidad y aunque eligió una carrera que no tienen mucho que ver con el mundo del vino, psicopedagogía, es amante de la Bodega y nos ayuda trabajando en enoturismo cuando está de vacaciones.
Yendo específicamente a la pregunta si me veo reflejado en ellas, definitivamente si, compartimos desde diferentes perspectivas, el mismo sueño los mismos anhelos y la misma pasión por el vino y por esta noble actividad y estoy seguro de que ellas cuando estén al frente de la Bodega, preservaran los principios y valores con los que fue fundada.
¿Qué se imagina haciendo en 10 años más?
Me imagino haciendo vino, haciendo singani, dedicado exclusivamente a la producción dejando la posta de administración, comercialización y en si de todas las operaciones, a mis hijas.
¿Cómo es trabajar en Familia?, cuando lo conocí, en el stand estaba literalmente toda su familia, incluyendo a su yerno.
Así es, aquí estamos involucrados todos. Gracias a Dios mi esposa, mis hijas, y luego Jorge, mi yerno se enamoraron del proyecto, y en el trabajamos todos excepto Ma. Emilia que todavía está en la universidad. Pero esto va más allá de mi núcleo familiar, trasciende a mis padres Gloria y Edgar, a mis suegros Anuar y Haydee, a mis hermanos Pamela y Roberto, quienes de diferentes formas nos ayudaron a que paso a paso, se vaya consolidando lo que hoy es Barbacana, con esto no digo que todo está hecho, nos falta un camino largo por recorrer pero considero que estamos sobre la ruta correcta.
¿Qué ha sido lo más difícil que le pasado en estos 13 años desde que iniciaron Barbacana?
Fueron muchos los momentos difíciles en diferentes ámbitos. El primero que se me viene a la mente es en el ámbito laboral, en el año 2018 cuando producíamos muy pocas botellas y lo hacíamos en bodega alquilada, fuimos a moler uva a esta bodega con personal de Barbacana, nuestra bodeguera Gabriela sufrió un accidente laboral.
Cuando ya habíamos terminado de moler y se estaba lavando la moledora, el dueño enciende el equipo cuando ella tenía las manos dentro y el sin fin con paletas le produjo una herida importante en la mano derecha, ya había salido a comprar algunas cosas y cuando volví me encontré con este cuadro, Gabriela siendo trasladada al hospital para ser intervenida. A Dios gracias el accidente no fue tan grave como parecía en ese momento, se recuperó en un par de meses y en la actualidad continua trabajando y es pieza fundamental de la Bodega.
Bueno también hubo y hay momentos difíciles en otros ámbitos como el financiero, la preocupación constante por cubrir las deudas a proveedores y a los bancos te agobian, pero que es parte de esto, del emprender.
¿Y lo que le haya generado más orgullo o alegría como bodega?
La verdad es que Barbacana me ha generado muchas alegrías y orgullo. En el ámbito de la producción, está el hecho de haber obtenido dos medallas de Oro en el Concurso Catado’r de Chile, en la edición 2023, con El Syrah Reserva y con nuestro Singani Premium. Es gratificante saber que estamos haciendo bien las cosas y que un concurso tan prestigiado, reconoce nuestra labor.
En el ámbito comercial me llena de orgullo ver que nuestros productos son bien aceptados por el consumidor nacional y que están presentes en las principales salas de vinotecas y supermercados del país, y en las cartas de los principales restaurantes de Bolivia.
En el ámbito social/empresarial, me enorgullece que Barbacana genere empleos directos e indirectos y que de esta manera aportemos a la economía local y nacional. Hemos conformado un gran equipo de jóvenes, la mayoría mujeres, quienes aportan con mucho compromiso, desde los diferentes roles que tienen en la Bodega.
Desde la perspectiva familiar, me genera alegría y orgullo que toda mi familia esté involucrada y comprometida con Barbacana. Me complace que mis hijas y mi yerno, con experiencia casi nula, recién salidos de la universidad, hayan asumido el reto de asumir responsabilidades tan importantes y que hayan logrado lo que han logrado hasta el momento, con aciertos y errores, pero lo más importante con compromiso y pasión.
Han construido recientemente una ampliación de la bodega, modernizando y adquiriendo tecnología. ¿Cómo proyecta a Barbacana en 10 años más?
La bodega cuenta con toda la tecnología y capacidad para la producción de vinos y singanis de alta gama, más aun ahora que incorporamos a nuestra línea de producción, un sistema de fraccionamiento (embotellado) completamente automático, que nos garantiza un mejor acabado del proceso de producción, estamos muy bien equipados y tenemos además la posibilidad de incrementar los volúmenes de producción, cuando el mercado así lo demande. Por otro lado pienso que el reto está en superarse a uno mismo y la constante es y será realizar bien, todos los procesos de producción, desde la viña a la botella. En 10 años sigo viendo a Barbacana produciendo vinos y destilados de alta gama, consolidada en el mercado nacional y en diferentes mercados del mundo.
Que viene ahora para Barbacana, ¿nuevos vinos? ¿Nuevos singanis? ¿Exportar?
Estamos trabajando arduamente en exportación, no es sencillo, es un proceso largo que no solo depende de la calidad de los productos, sino también de varios factores que deben alinearse para que se concrete, sin embargo estoy convencido que este será el año de nuestra primera exportación ya en volúmenes interesantes. Se ha avanzado mucho, pero como digo hasta que el transporte no salga de la bodega con los productos con destino al exterior, todavía no se ha concretado nada.
Por otro lado en breve lanzaremos un nuevo producto al mercado, un Singani Reserva. Es un singani de altísima calidad que fue añejado en barricas de roble, donde se criaron nuestros vinos reserva, la verdad y tratando de ser objetivo, creo que es un gran producto que tendrá mucha aceptación en quienes disfrutan de beber un Singani complejo y especiado. Es un homenaje a un gran promotor de Barbacana que ya no está entre nosotros físicamente.
Don Rodrigo, para ir terminando. Cuéntenos su mejor anécdota de Barbacana…
En la primera vendimia en Bodega propia el año 2019, por problemas de logística, se retrasó la llegada de la maquinaria que importamos desde Italia para implementar la bodega, los tanque de inox ya estaban instalados paro no llego la moledora, las bombas y el equipo de frio. Como la uva no espera tuvimos que alquilarnos una pequeña moledora, la única que pudimos encontrar en el mercado, que tenía un motor muy pequeño que no permitían llevar el mosto desde la moledora a los tanques; primero introdujimos una camioneta a la sala de tanques y en su carrocería pusimos la moledora pero tampoco lográbamos que el mosto llegue a los tanques. Subimos la moledora en tres filas de pallets con ladrillos sobre la carrocería y así recién logramos encubar el mosto, fueron momentos críticos, que ahora los vemos como una anécdota. Cabe mencionar que unos 20 días luego de la vendimia, llegaron los equipos procedentes de Italia, de todas maneras igual resulto un vino espectacular.
La parrilla está prendida… hay buenos vinos… será una larga y distendida tarde.
Gracias por la entrevista.