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29 de junio de 2024Franz Kohlberg
Continuando la tradición emprendedora de la familia
Franz Kohlberg
Continuando la tradición emprendedora de la familia
¿Cuéntanos querido Franz de tu infancia y estudios?
Querido Gabriel, los primeros capítulos de mi historia en el mundo del vino se escribieron entre las páginas doradas de los viñedos de Tarija, una tierra impregnada de misterio y romance. Desde la infancia, me encontré envuelto en un universo de aromas cautivadores y paisajes emocionantes, donde cada vid parecía susurrar secretos ancestrales al viento.
Fue en la calidez de aquellos días dorados que mi pasión por el vino se encendió, avivada por el fuego de la tradición familiar y el deseo de preservar la magia de nuestro terroir. Inspirado por la grandeza de los hacedores de vino que me precedieron, decidí emprender un viaje de descubrimiento y aprendizaje.
Tras mi graduación del Colegio La Salle en Tarija, emprendí mi travesía académica en los Estados Unidos, curse el estudio del inglés en la Western Michigan University en 1996. En 1999, obtuve mi titulación en Viticultura y Enología en el T.V Munson Center, Grayson College. Posteriormente, en 2001, amplié mis conocimientos en Viñedos Experimentales de CSU, Fresno, en colaboración con la Universidad de Davis, California. El año 2002 marcó mi graduación en VITICULTURE & Plant Science en California State University, Fresno. En agosto de ese mismo año, inicié mi travesía en Kohlberg como custodio de la producción de materia prima de los Viñedos de Finca Don Julio, una labor que desempeñé hasta 2018. Desde 2019, tengo el honor de desempeñarme como Gerente de Marca Kohlberg, teniendo el honor de seguir construyendo las credenciales tan bien ganadas de vinos Kohlberg desde sus inicios hasta la actualidad y proyectando grandes objetivos futuros.
Lo más gratificante es poder compartir la historia y la pasión que hay detrás de cada botella de vino Kohlberg.
¿Qué te lleva a dedicarte a los vinos?
El Mundo del Vino, eso es lo que motivo.
El vino, más que una bebida, es un portal que nos adentra en la historia y la cultura de las regiones que lo producen. Descubrir este Mundo del Vino es sumergirse en un viaje emocional y cultural, donde cada copa nos conecta con la humanidad y nos invita a explorar sus misterios más profundos. Esta búsqueda de experiencias únicas y encuentros irrepetibles es lo que me inspira a seguir en este noble arte.
El vino nos enseña a desacelerar en un mundo que avanza cada vez más rápido, donde la inmediatez y la urgencia son la norma. Nos invita a arraigarnos en un mundo que favorece la constante movilidad. En una era digital, donde la conexión humana se diluye, el vino nos recuerda la importancia de la convivencia.
En un mundo donde la respuesta está al alcance de un clic, el vino nos enfrenta a la incertidumbre, recordándonos que la vida es una pregunta sin respuesta. Es el único producto que abraza esa hermosa incertidumbre en su creación, honrando la labor de quienes lo elaboran.
El vino es una máquina del tiempo, transportándonos a momentos que nos marcaron y haciéndonos soñar con las alegrías futuras que podríamos alcanzar si perseguimos nuestros sueños. El caminar por los laberintos del mundo del vino y conocer personas magnificas y apasionadas es el motor de mi motivación. El tiempo pasa y ahora soy parte de la tercera generación de Kohlberg, inspirados todos los que formamos este equipo por el orgullo de llevar el apellido que es el legado de Don Julio Kohlberg y persiguiendo el norte que el mismo marco mas de 60 años atrás.
Me contaste sobre tu experiencia en Francia durante tu luna de miel, un momento que cambió tu percepción del vino. ¿Podrías compartir esa historia con nosotros?
Por supuesto, querido Gabriel. Mi viaje a Francia durante mi luna de miel fue más que una simple escapada romántica; fue un viaje de descubrimiento, de pasión, y de transformación. Junto a mi amada esposa Anita, recorrimos ciudades llenas de encanto como Venecia, París y Roma, pero fue en Burdeos donde vivimos un momento que marcaría nuestras vidas para siempre.
Llegamos a un pequeño château en Burdeos, un lugar que parecía sacado de las páginas de una novela de época, con sus salones ornamentados y su aura de grandeza. Condujimos por los majestuosos viñedos, hasta que nos encontramos frente a la imponente entrada de Château Margaux. Fue entonces cuando mi esposa, con una sonrisa radiante, reveló la sorpresa que había preparado para mí.
Nos recibió Paul Pontallier, el alma mater de Château Margaux, un hombre cuya pasión por el vino era palpable en cada palabra y gesto. Bajo su guía, exploramos cada rincón de la bodega, desde las salas de barricas hasta los secretos más íntimos de la vinificación. Y luego, en una sala que parecía impregnada de magia, degustamos dos añadas extraordinarias: la 1998 y la 2004.
Fue en ese momento, entre el aroma embriagador de los vinos y la calidez de la compañía, que comprendí mi destino. Sentí una conexión profunda con el vino, una llamada que resonaba en lo más profundo de mi ser. Decidí entonces que quería traer esa experiencia única, esa magia, desde los viñedos de Burdeos hasta mi tierra natal en Tarija.
El vino, con su paciencia infinita y su capacidad para capturar el tiempo en una botella, se convirtió en mi obsesión. Desde aquel día en Château Margaux, he dedicado mi vida a perseguir crear esa experiencia en las personas que tomen nuestros vinos Kohlberg, con la esperanza de recrear la magia de aquel momento inolvidable en aquellas personas que descorchen sus vinos favoritos de nuestra bodega.
¿Alguna vez consideraste dedicarte a otra profesión? ¿Qué hubieras hecho si no te hubieras adentrado en el mundo del vino?
Inicialmente, mis estudios estaban orientados hacia la arquitectura, una disciplina que siempre me ha fascinado por su influencia en la sociedad y su capacidad para contar historias a través de las estructuras. Sin embargo, mi pasión por la viticultura y la enología me llevó por un camino distinto, uno que me ha enriquecido de manera incomparable y me ha permitido descubrir mi verdadera vocación.
Tienes una familia preciosa, ¿Cómo haces para compatibilizar tu trabajo con tu familia?.
Mi familia es mi mayor inspiración y apoyo. Siempre que puedo los involucro en mi trabajo, llevándolos a la viña, acompañándome a viajes de vinos y compartiendo con ellos el amor y la pasión que siento por el vino. Para mí, transmitirles los valores y la filosofía que sustentan nuestra labor en la viña y la bodega es fundamental, ya que son lecciones de vida que trascienden las fronteras del negocio y se convierten en la esencia y base fundamental que en el caso de mis hijos deberían ser los cimientos de lo que decidan a futuro emprender.
¿Cómo ha sido tu experiencia de trabajar en un proyecto familiar?. (si trabajaste en algo antes, ideal que lo comentes)
Mi experiencia previa en diversos proyectos como trabajos experimentales en uva de mesa en California, implantación de riego por goteo en proyecto de la universidad de Texas, y otros , me han brindado una perspectiva única sobre el trabajo en equipo y el valor del esfuerzo conjunto. En el caso de la Bodega Kohlberg, ser parte de un proyecto familiar ha sido una experiencia enriquecedora que me ha permitido conectar aún más con nuestras raíces y valores compartidos.
¿Cuál es la parte más gratificante de representar a la bodega? ¿Y cuál es el mayor desafío?
Lo más gratificante es poder compartir la historia y la pasión que hay detrás de cada botella de vino Kohlberg. Cada vez que alguien muestra interés por nuestra bodega y nuestros vinos, siento que estamos transmitiendo algo más que un producto; estamos compartiendo una parte de nuestra identidad y nuestro legado. El mayor desafío radica en comunicar de manera efectiva la esencia de nuestra marca y el trabajo dedicado de todo nuestro equipo, pero también es una oportunidad para crecer y fortalecer nuestro compromiso con la excelencia.
Más allá de tu abuelo, ¿qué significa Don Julio Kohlberg para ti?
Para mí, Papá Julio fue mucho más que un abuelo; fue mi guía, mi mentor, mi ejemplo a seguir. Sus sabios consejos y enseñanzas resonaron en cada aspecto de mi vida, desde el trabajo duro y el sacrificio hasta la importancia de la lealtad y la honestidad en todas nuestras acciones. Él me enseñó que la verdadera riqueza está en las relaciones sólidas y en el respeto mutuo.
Desde el año 2002 cuando empecé a trabajar en la Hacienda, comenzaron nuestras caminatas por los viñedos, una verdadera escuela de sus conocimientos y su vasta experiencia, su vitalidad y energía fueron una fuente de inspiración constante. No solo era un líder destacado y un orador elocuente, sino que también irradiaba una nobleza silenciosa que tocaba el corazón de todos los que lo conocían. Era un hombre de acción, un verdadero ser humano de una grandeza incomparable.
Su dedicación al deporte y a una vida sana me mostró la importancia de cultivar hábitos positivos que nos lleven hacia un futuro lleno de oportunidades y realizaciones. Pero más allá de todo, su amor inquebrantable por Dios y su fe en la religión fueron el cimiento de todas sus acciones y el alimento de su alma.
En cada conversación, en cada gesto de cariño, sentía su amor incondicional y su deseo sincero de verme prosperar. A través de su ejemplo, aprendí el valor del respeto, la diligencia y, sobre todo, el amor en todas sus formas. Don Julio Kohlberg fue y siempre será el faro que ilumina mi camino, un ser humano extraordinario que dejó una huella imborrable en mi corazón.
¿Qué recuerdas con más cariño de tu abuela, Doña Elia Rosa?
Mi abuelita, Mamá Elia, fue el corazón de nuestra familia y una figura amorosa y compasiva para todos nosotros. Su fortaleza y su bondad dejaron una marca indeleble en mi vida, y siempre la recordaré con profundo cariño y gratitud. Fue el pilar de nuestra familia, una mujer llena de amor, delicadeza y una fortaleza inquebrantable. Criar a cinco hijos varones no fue tarea fácil, pero ella lo hizo con gracia, dedicación y un amor incondicional que se reflejaba en cada gesto y cada palabra.
Era la compañera perfecta para mi abuelo, su apoyo incondicional y su cómplice en cada aventura. Su hogar era siempre un refugio cálido y acogedor, donde el aroma de sus deliciosas humintas y su famoso bife a la tártara nos esperaban con ansias en cada visita.
Pero más allá de sus habilidades culinarias, mi abuela era una verdadera luz en nuestras vidas. En los momentos difíciles, siempre estaba allí para ofrecer su ayuda desinteresada y sus sabios consejos. Su sonrisa era contagiosa, y su delicadeza y cariño nos envolvían como un abrazo reconfortante.
Amaba viajar y compartir las Navidades en familia, siendo el corazón de nuestras reuniones. Con mi abuelo formaban un equipo inseparable, inspirándonos a todos con su ejemplo de amor y dedicación.
Mamá Elia, fue mucho más que una abuela; fue mi confidente, mi consejera y mi inspiración. Su legado de amor y bondad seguirá viviendo en nuestros corazones para siempre.
La Bodega Kohlberg celebró su 60 aniversario el año pasado. ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles y gratificantes en estos 60 años de historia?
Los 60 años de historia de Bodega Kohlberg han sido una travesía marcada por desafíos constantes y momentos de gratificación profunda. En cada año, enfrentamos un nuevo conjunto de obstáculos, desde inclemencias climáticas en el viñedo hasta fluctuaciones económicas en el mercado. Pero nuestra respuesta a estos desafíos es siempre una mezcla de ciencia, experiencia, arte y, sobre todo, pasión.
El momento más complejo podría ser cualquier año donde nos enfrentamos a adversidades inesperadas, desde problemas en el viñedo hasta dificultades en la cadena de suministro. Sin embargo, es en estos momentos donde nuestra determinación se fortalece, donde aplicamos nuestra paciencia y fe para superar cualquier obstáculo y mantener nuestra búsqueda incansable de excelencia y singularidad en nuestros vinos.
Por otro lado, el momento más gratificante es aquel en el que vemos el fruto de nuestro arduo trabajo y dedicación reflejado en cada botella de vino. Cada cosecha exitosa, cada reconocimiento internacional, es un recordatorio del poder del compromiso y la pasión que impulsan nuestra bodega. Ver cómo nuestros vinos llevan consigo la esencia misma de nuestra tierra y son apreciados en todo el mundo es una satisfacción indescriptible.
¿Qué viene para la Bodega Kohlberg?... ¿y como te proyectas tu dentro de eso?
Para el futuro de Bodega Kohlberg, vislumbramos un camino lleno de promesas y posibilidades infinitas. Nos comprometemos a seguir explorando nuevas técnicas, descubriendo nuevas parcelas y proyectando nuestra identidad y la de nuestra región con orgullo. Queremos ser más que una bodega; aspiramos a ser embajadores de una industria vitivinícola boliviana en crecimiento, impulsada por el amor por la tierra y la pasión por el vino.
En este poema entrelazado con la historia del vino boliviano, somos los narradores de una epopeya de coraje, determinación y amor por la tierra. Nuestros vinos son testigos silenciosos de esta saga, llevando consigo el legado de generaciones y la esencia misma de nuestro terroir. Como guardianes de esta tradición nos comprometemos a seguir elevando el nombre de Tarija y de Bolivia en el mundo del vino, con humildad, gratitud y un corazón rebosante de pasión.
Gracias por la entrevista.