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17 de abril de 2024Nicolás Granier: Vinos y singanis, nuestra tradición
Vinos y Singanis: nuestra tradición
Nicolás es de profesión ingeniero industrial, director de distribución en Campos de solana y Casa Real. Comprometido con su equipo de trabajo.
Nicolás, cuéntanos un poco de ti y de tu formación
Muy bien, soy egresado del Colegio Alemán de Santa Cruz, donde obtuve una formación sólida. Mi experiencia de intercambio en Alemania, a los 17 años, en Göttingen, fue una vivencia espectacular que marcó mi vida. Mi cariño por el colegio se debe a la excelente base que me proporcionó.
Al decidir qué estudiar, inicialmente consideré el derecho, pero la positiva experiencia de mi hermano, ingeniero industrial en Arkansas, influyó en mi elección. Siete años después, ingresé a la misma universidad, donde el modelo educativo estadounidense me atrajo por su enfoque práctico. Me gradué con una visión amplia como futuro ingeniero industrial, adquiriendo habilidades en resolución de problemas y eficiencia.
Tras graduarme, regresé a Bolivia y, siguiendo el protocolo familiar, busqué experiencia laboral antes de unirme al negocio familiar. Entrevistándome en consultoras, Juan José Landívar, gerente financiero en D&M, sugirió mi nombre para liderar un proyecto de certificación ISO 9001. Agradezco la oportunidad y mentoría brindada por él. Como dice este chino el fundador de Alibaba, más importante que donde fue tu primer trabajo, es con quién trabajaste, quién fue tu mentor.
En D&M, redacté procesos para la certificación, involucrándome en el contacto con el cliente y temas financieros. Desde entonces, he contribuido al crecimiento de la empresa, aprendiendo y aportando al desarrollo organizacional. Este viaje ha sido enriquecedor, fusionando mis experiencias académicas y laborales en un camino de aprendizaje continuo y contribución al éxito empresarial.
¿Tú eres el menor?
Si, soy el menor de tres hermanos: Luis Pablo, María Cecilia y yo. Luis Pablo inició en Tarija, trabajó en producción y luego se convirtió en el Gerente General de la distribuidora. Mi camino en D&M fue diferente; comencé en D&M y asumí el desafío de liderar el equipo productivo de las industrias, incluyendo las bodegas Campos de Solana y la destilería de Casa Real.
Fue un reto considerable porque el equipo tenía una vasta trayectoria y experiencia, considerándolo el mejor equipo enológico de Bolivia. Durante cuatro años, lideré el equipo productivo, ganando experiencia en la producción de vino y singanis.
En 2022, ya casado y con un hijo, decidí realizar un MBA de tiempo completo en el IE, en Madrid, España. A pesar de las dudas iniciales, con el apoyo de mi familia, especialmente de mi padre, resultó ser el mejor año de nuestras vidas. La experiencia fue integral, eligiendo el programa por su ubicación, contenido académico y la calidad de sus participantes.
Vivir en España fue revelador, especialmente en una cultura donde el vino es omnipresente. La convivialité, o compartir momentos agradables, es parte de la cultura, con un consumo fraccionado a lo largo de la semana. Aprendí sobre la concentración del consumo de vino en Bolivia durante el fin de semana, en contraste con la cultura española de disfrutarlo más regularmente. Al regresar a Bolivia en diciembre, nació mi segunda hija. Ahora, estoy culminando mi periodo de inducción para asumir un nuevo desafío: la dirección de la distribuidora. Desde el lado de la comercialización y venta, estoy aplicando lo aprendido sobre la producción, cerrando el ciclo de comprensión integral del negocio.
¿Exportan los vinos y singanis a algún país?
Sí, estamos centrando nuestras exportaciones principalmente en Estados Unidos, con un enfoque significativo en California y Nueva York. Estamos exportando tanto Singani como vino, trabajando con distribuidoras de calidad. Además, hemos expandido nuestras exportaciones a Japón, Bélgica, España y Suiza.
Qué difícil debe ser exportar vino a España.
Bueno, en ese momento tuve que costear mi estadía (risas). Sí, fue un tanto inesperado, pero aquí surge el tema de exportación, donde a menudo es desafiante encontrar el socio ideal para un mercado. En este caso, el mercado es extenso y bastante nacionalista en cuanto a su vino, pero tuvimos la suerte de encontrar un aliado sólido, un grupo llamado MEDIS, con el cual establecimos una excelente relación con el propietario. Ellos son, de hecho, uno de los principales importadores de vino no español en España. Así que hemos explorado un nicho de nuevos productos y hasta ahora ha ido bastante bien.
Recuerdo mi crecimiento ligado a Santa Cruz, pero cada verano y otras fechas especiales eran dedicados a Tarija. Durante tres meses, mis padres me enviaban a pasar las vacaciones en Tarija, donde mis abuelos. Allí, compartía momentos con Mercedes Granier, mi prima hermana. Pasábamos los días jugando, y mi tío, quien era enólogo, y mi abuelo Don Lucho, la figura principal en la empresa, marcaban la rutina. Recuerdo las mañanas dedicadas a la administración en la oficina de la ciudad, seguidas por las tardes en el campo, su verdadera pasión. Nos llevaban a ambos detrás de la camioneta y llegábamos a la finca. Lo primero que hacíamos era dar vueltas por la viña. Todavía recuerdo el recorrido diario por la viña, observando el vigor de las plantas y detectando posibles fallos.
Luego, se sentaba con el ingeniero agrónomo y discutían sobre los desafíos del día, compartiendo las novedades del lote y los problemas a resolver. Mi abuelo conocía la finca como si fuera su propio jardín. Fue una experiencia enriquecedora, donde aprendí a apreciar y entender cada detalle del cultivo, un conocimiento que ahora valoro en mi desarrollo profesional.
¿Tu abuelo, don lucho, estudió algo al respecto o solamente fue su conocimiento?
Fue mi bisabuelo, gracias a su suegro, Don Julio Ortiz. Junto a su hermano, fueron pioneros en la industrialización del singani. A punto de celebrar 100 años (iniciando en 1925), ya preparamos los festejos para este centenario. La producción de singani comenzó con San Pedro en Camargo, pero la reforma agraria de los años 50 fue un periodo difícil por expropiaciones y nuevos socios.
Mi abuelo, en ese contexto, se casó con mi abuela y sugirió la calidad de uvas del valle central de Tarija. Decidieron establecerse en Santa Ana, en la misma época que con Don Julio Kohlberg, formando parte de lo que hoy es Singani Casa Real. Desde la primera piedra, mi abuelo construyó la destilería, involucrando a sus hijos. Como la cuarta generación
en la destilación de Singanis y Vinos, buscamos preservar la esencia familiar mientras introducimos cambios. Reconocemos el constante cambio, pero mantenemos las bases esenciales del negocio. Entendemos la importancia de conservar el núcleo de nuestra tradición mientras impulsamos mejoras. En resumen, el cambio es inevitable, pero saber preservar los pilares esenciales es clave para avanzar.
¿De dónde viene el nombre Campos de Solana y Casa Real?
Surge con el propósito de expresar el significado de la vitivinicultura boliviana, la más elevada del mundo. Empezamos a hacer vino cuando prácticamente todos los demás dejan de hacerlo. Ningún viñedo en Bolivia se encuentra por debajo de los 1,600 metros sobre el nivel del mar. Por ende, el nombre «Campos de Solana» busca evocar la idea de campos cercanos al sol.
La elección de «Casa Real» está más vinculada a una tradición que proviene de España. Este término refleja la conexión con la familia y la búsqueda de mantener esa rica herencia. En resumen, el nombre busca capturar la esencia de la vitivinicultura boliviana.
Don Lucho es una marca ya muy posicionada. Es el Singani Premium preferido por los bolivianos.
Hay una historia encantadora sobre Steven Soderbergh, director de cine, quien, tras probar el singani, quedó cautivado. Fue Rodrigo Bellott quien le regaló una botella durante la filmación de ‘Che’. Soderbergh, ganador de un Oscar, decidió crear una marca en Estados Unidos e importar nuestro singani. Cuando alguien con su experiencia, después de haber probado tantos destilados de todo el mundo elige como lo mejor el singani boliviano es que nos demuestra que tenemos un gran producto. Es una historia impresionante.
La esencia del singani esta en el moscatel de Alejandría.
En última instancia, la esencia del singani radica en el moscatel de Alejandría. Es fundamental considerar este elemento en todos nuestros productos, destacando de diversas formas en algunos y siendo más refinado en otros. Aunque algunas innovaciones surgen con el añejamiento en madera, en cada producto buscamos que la presencia del moscatel de Alejandría sea reconocible. En el caso del Don Lucho de Oro, no es la excepción.
En los últimos 3-4 años, hemos cambiado el método de añejamiento utilizando barricas de jerez, específicamente Sherry Cask. Esta modificación ha resultado exitosa. Al observar los principales whiskies, como Macallan y Chivas de 13 años, notamos que muchos son añejados o terminados en Sherry Cask. Decidimos probar con nuestro producto, y ha proporcionado notas más pronunciadas de frutos secos, siempre respetando la esencia del singani, la presencia distintiva del moscatel.
Dentro de sus 3 marcas ¿Qué les falta por desarrollar?
Hay muchos caminos por recorrer. Quería mencionar un libro excelente, ‘Build to Last’ de Jim Collins, que destaca hábitos presentes en empresas visionarias. Una conclusión es que las nuevas generaciones deben preservar el núcleo del negocio, identificar y conservar valores fundamentales, pero también fomentar el cambio y la mejora continua. Cada generación trabaja sobre los hombros de la anterior, ampliando la visión. En el entorno actual, con un mercado agresivo y la amenaza del contrabando, enfrentamos desafíos significativos
¿También son afectados por el contrabando?
Totalmente. La visión a corto plazo del contrabando es un desafío central en el país. Uno se beneficia por los bajos costos, pero a qué precio. Esta problemática, extendida a sectores como la soya, el oro y la carne, está generando impactos negativos en la industria. Es imperativo abordar esta cuestión de manera prioritaria.
¿Cuál es tu cepa favorita?
Suelo probar una variedad de vinos y aprecio tanto el blanco como el tinto, considerándolos compañeros esenciales en la gastronomía. Tengo debilidad por el Viognier y nuestro Tri Blanco, el primer reserva boliviano blanco. Entre las variedades, destaco el Petit Verdot y Tannat para reservas, mientras el Marselán me sorprende tanto en el viñedo como en la copa. El vino blanco acompañado con un pescado, un sábalo, va perfecto.
¿Algunas palabras o algo que te gustaría dedicarles a nuestros lectores?
Al final del día, quiero felicitarlo porque esto es lo que necesita la industria del vino. Vender vino implica muchísimo trabajo de comunicación, saber transmitir la historia detrás de cada botella, y aquí en Wine Store se respira vino, lo cual es excelente.
También los invito a Tarija, a conocer las bodegas, no solo la nuestra. Estamos viviendo un movimiento vinícola significativo, con un enfoque en el enoturismo. Este esfuerzo está dirigido al consumidor boliviano, para que visite, comprenda más y viva la experiencia del vino de su país.